Otro domingo más…

         …ahora mismo estoy en la casa de un amigo. Quisiera decir que haber visitado la iglesia hoy fue productivo, pero la verdad es que fue otro día cargado de enojo. El orden que en ocasiones quisiera encontrar era la cosa más ausente en ese momento. Lo más desagradable era presenciar una situación provocada por los adultos que se espera respeten las reglas y sigan las instrucciones de su líder. ¿Donde yo asisto? Los adultos son los "Peter Pans" cristianizados, que nunca han querido cambiar sus actitudes de "niños" ignorantes, incapaces de aceptar regaños y de obedecer. Y estar en medio de ese ambiente me disgusta.

       Probablemente alguien me dirá que por qué no busco un cambio. No sé, hay algo particular con esto de estar brincando de lugar en lugar, buscando la inexistente perfección que se convierte en la utopía de nuestros deseos. Porque, al final, siempre encontraremos irregularidades en los lugares que frecuentemos. Después de todo, somos humanos (lo reconozco) y tenemos una cierta tendencia al error, a la inexperiencia y a tropezar. Y si bien reconozco esa fragilidad humana que tanto nos caracteriza, también es cierto que habemos algunos seres humanos demasiado orientados a las faltas y a sublebarnos en contra de los cambios. Y esa, precisamente, es la gente de la congregación a la que asisto. Gente buena, gente humilde, pero gente reacia a avanzar. Gente ávida del atraso, deseosa de permanecer en el mismo estado emocional y mental que conocieron, porque tienen miedo de lo próximo.

       Y me abruma, lo reconozco, porque me siento fuera de lugar. Y la suposición de que un cambio es lo más recomendable se vuelve algo difícil cuando realizo que tengo que vivir en un lugar donde casi el cien por ciento de la población practica la misma forma de pensamiento. Y ahí estoy yo, sintiéndome fuera de lugar cada vez más, porque tuve el privilegio de nacer en una isla de atraso, en una colonia de gente que sólo conoce la dependencia y para quienes la individualidad es un mito, un personaje extraño en medio de nuestra tragicomedia de eventos a los que llamamos "vida".

      Me cansa esperar una respuesta, sencillamente porque nadie la tiene. Aquellos que se han adentrado al supuesto "adelanto" cristianizado que, entienden, Dios desea para nosotros, son sólo los nuevos fanáticos del cristianismo, que se han aferrado tanto a su modernismo, que han olvidado anclar su nueva pseudo-filosofía cristiana a las raíces del pasado, a la enseñanza primera que nos dio las bases para convertirnos en lo que somos hoy día. Y, como dicen casi todos los sabios de la actualidad: todos los extremos son dañinos. Te llevan a cometer los mismos errores de la antigüedad y a seguir viviendo en el mismo ciclo de sucesos que nos hacen vivir en un constante deja vú.

     Así somos hoy día…en eso nos hemos convertido…

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